filosofía Samkhya aplicada al Yoga
Estos tres gunas (cualidades de la materia) mencionados anteriormente, son también estados de la consciencia o actitudes mentales durante la práctica de yoga:
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TAMAS: huida; tratamos de rehuir el esfuerzo, queremos salir de la postura
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RAJAS: lucha; envestimos la postura, la ejecutamos de forma violenta
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SATTVA: neutralidad; aprendemos a vivir con el esfuerzo
Así es que lo que pretendemos con nuestra práctica es cambiar nuestra actitud mental, es decir, transmutar Tamas por Rajas y Rajas por Sattva; transmutar la pereza en acción, y la acción en neutralidad. Cuando conseguimos “integrar” el ásana (cuando sentimos todos los ajustes de la postura en una sóla acción), porque la mente ya no actúa de forma fragmentada por las distintas partes del cuerpo, sino que ha sido capaz de expandir el foco de atención al cuerpo entero, estamos incrementando la cantidad de SATTVA frente a los otros 2 elementos, lo que genera una serie de cambios positivos a varios niveles (psicofísico, emocional, energético..), estrechamente relacionados a su vez con la capacidad de propiocepción (función aferente y eferente del cerebro), el establecimiento de nuevas sinapsis neuronales, y el aumento de la capacidad de conciencia.
Por lo tanto, mantener una actitud sáttvica, neutral (o incluso positiva) frente al esfuerzo, nos proporciona fortaleza mental, lucidez, etc.. y esta capacidad de resiliencia la vamos a poder aplicar a otras esferas o aspectos de nuestra vida; nos va a ayudar por ejemplo a afrontar los problemas de otra forma. Por lo que en Yoga no importa tanto el esfuerzo en sí, sino la relación de la mente con el esfuerzo. El objetivo de la práctica es siempre generar un impacto en la mente, acercándonos cada vez más a la meta final que es alcanzar el “Shamadi” o autorrealización como seres humanos.